viernes, 31 de julio de 2015

Como tratar con gente tóxica



En nuestro día a día, nos podemos cruzar con un sinfín de personalidades celosas, inmaduras, paranoicas, infantiles y egoístas. En definitiva, lo que comúnmente conocemos como posibles personas tóxicas.
Este tipo de personalidades pueden ser de muchos y diferentes tipos, manteniendo una característica en común: no aportan, ni generan nada positivo a una relación sentimental o de amistad.
Se caracterizan por destruir cualquier intento de crear vínculos sanos y respetuosos para ambas partes. Atraen y facilitan las malas vibraciones ya que nada les satisface. Y lo más importante, en su totalidad, todo les molesta, terminando por absorberte psicológicamente para que lleves a cabo las acciones que solo les pueden ser a ellos favorables.

El psicólogo Albert J. Bernstein, autor de “Vampiros emocionales”, nos advierte que lo más complicado a la hora de relacionarnos con este tipo de personas es que nos roban la energía sin apenas concedernos tiempo para respirar y ser conscientes de esta situación.
Bernstein destaca que se caracterizan por ser personas expertas en construir relaciones con alto grado de absorbencia y, de esta forma, tratarse de verdaderos maestros del arte de intoxicar. De ahí su nombre.
Debido a esto, resulta difícil identificarlos a simple vista sin ser conscientes de lo complicado de su personalidad hasta que, después de estar un tiempo con ellos, acabamos repitiendo las mismas emociones y sensaciones negativas: apatía, agotamiento, frustración, estrés o descanso al encontrarnos por fin solos.
Algo habitual en nuestra sociedad cuando hablamos de este tipo de personas es que, en muchas ocasiones, somos nosotros mismos los que nos creamos una percepción distinta a la realidad negando que sean ‘vampiros emocionales’, sobre todo si se trata de nuestra pareja, un amigo o un familiar.
Incluso cuando hablamos de estas situaciones, nosotros mismos nos podemos “echar la culpa” por estar consintiendo la situación inconscientemente y pensamos “será cosa mía” o “puede ser mi culpa”; pensamientos que solo nos llevan a mantener y avivar una relación toxica e insana.
Consentir tal malestar, únicamente originará que los demás te pierdan el respeto, sepan que pueden aprovecharse de ti y abusar de tu confianza.
Varios estudios sociales, destacando la obra del psicoanalista francés Dominique Barbier  “La fabrique de l’homme pervers” nos facilitan una explicación científica de por qué vivimos como sociedad en un contexto próspero para la expansión y crecimiento de este tipo de personalidades tóxicas.
“Las personalidades tóxicas también son contagiosas y contribuyen a que se generalice una especie de paranoia social”, explica Barbier. Por otro lado, la psiquiatra y psicoanalista Marie-France Hirigoyen confirma en una entrevista a El Confidencial la teoría social de que “para triunfar en la vida hay que ser un buen manipulador”.
Todo ello nos lleva a acabar utilizándonos los unos a los otros como meros instrumentos que, cuando dejamos de servir para conseguir determinados objetivos personales, acabamos ignorando.
Pero para gozar de una plena calidad de vida debemos evitar llegar a este punto. Para ello, me encantará compartir contigo este vídeo donde comparto las 5 principales características que te permitirán identificar a una persona tóxica a simple vista:
Además, también es importante tener en cuenta los siguientes indicios que pueden reflejar que te encuentras ante un “vampiro emocional a nivel social y psicológico:
1. Presentan una elevada capacidad psicológica a la hora de detectar los temores y fantasmas de aquellas personas que demandan como víctimas. Pueden hacerte creer que con ellos todo puede ser posible, y así manipularte más fácilmente. De esta forma, saben adaptar a la perfección su comportamiento dependiendo de la víctima en cuestión.
2. Pueden darle la vuelta a una situación con gran habilidad, realizando a la perfección una falsa victimización: hacer sentir que tú eres el verdugo y él/ella la víctima.
3. Se trata de personas expertas en transformar la realidad mediante mentiras y empleando el doble lenguaje. Pueden combinar el empleo de insultos y halagos amables en una misma frase. De esta forma controlando así el discurso y pensamiento del oyente.
4. No respetan la autonomía de los demás e imponen sus propios criterios personales.
5. Sus principios personales cambian dependiendo del objetivo que necesiten conseguir.
6. No suelen sentir sentimiento de culpa en ningún momento.
7. Se trata de personas con una gran capacidad de estrategia mental. Son poco creativos pero constantes a la hora de conseguir sus metas y recursos.
8. Suelen presentar cierta incoherencia entre su comportamiento y “lo que dicen” o verbalizan. Probablemente, emitan juicios y valores altruistas pero a la hora de ponerse en acción, sus gestos sean egoístas pensando únicamente en un interés personal.

No me despediré sin antes recordarte que cuando nos relacionamos con este tipo de personas es necesario ser conscientes de la importancia de empatizar e intentar entender nuestro alrededor en todo momento, brindar amor incondicional, y tener en cuenta que todos nosotros somos seres humanos con vidas diferentes y únicas, las cuales nos llevan a actuar de una forma u otra.
En tus manos queda la responsabilidad de pretender vivir y sentirte de una forma sana y plena contigo mismo y en definitiva, con el mundo.

miércoles, 29 de julio de 2015

Organizar mi boda



Tiré la toalla que protegía mis sueños y caí en un tunel oscuro



Sentí que no valía para nada. Mi trabajo me estaba hundiendo cada vez más, no acertaba, me equivocaba continuamente, recibía críticas… y yo sentía miedo por perder lo único que tenía. No tenía ni un euro. Estaba solo, todos mis amigos se habían establecido en la vida. Trabajaban, se habían casado, estaban felices y encontraban un sentido a sus vidas… yo, no.
Tiré la toalla que protegía mis sueños y caí en un túnel oscuro…
No tenía a nadie a mi lado y no había hecho otra cosa que embarcarme en relaciones avocadas siempre al fracaso. Ya no creía ni en mi ni en los demás. Me sentía como un barco a la deriva que había perdido el rumbo y que ni si quiera ya tenía ganas, ni ilusión por encontrar la brújula que me llevara de nuevo a ver el horizonte.


No le encontraba ningún sentido a la vida o posiblemente a mi existencia. Y pensaba, que ojalá pudiera desaparecer fácilmente de este mundo que no me daba más que quebrantos y problemas. En cualquier caso, ¿quién me echaría de menos?, ¿qué sentido tenía vivir cada día igual que el anterior sin el más mínimo resquicio de que esa situación cambiaría?
Tiré la toalla que protegía mis sueños y caí en un túnel oscuro…
Nunca tendría dinero para viajar, una de mis grandes ilusiones, ni siquiera para vivir dignamente. Mi trabajo no me lo permitía. Nunca recordaría a nadie que me amó, ni que viví una historia de amor como lo hicieron el resto de mis amigos cuando eran jóvenes como yo. Una historia que a pesar de del paso de los años y de las diferencias, los sigue uniendo.
No supe manejar mi propia vida, me equivoqué demasiado y tampoco me sentía una persona especial ni para mi mismo, ni para los demás. Yo no me quería y tampoco sentía el cariño de nadie.
La vida me resultaba tremendamente aburrida, monótona. Cuando salía de esa absurda monotonía era tan solo para recibir una crítica en el trabajo o por los que me rodeaban, para sufrir desengaños de mi trato con la gente… ¿Qué me estaba pasando?, ¿en qué espiral de negatividad me estaba metiendo?
Quizás en alguna ocasión o en este preciso momento, te sientas así. Poco a poco la desgana se ha hecho tu fiel compañera y te ha presentado a su amigo el derrotismo. De repente, te ves inmerso en bucles de negatividad donde la luz ni siquiera se asoma.
Lo importante en estas situaciones es no quedarse estancado durante mucho tiempo, pues un momento puede convertirse a largo plazo en un hábito. Por ello, te contamos a continuación cómo afrontar estas situaciones.

¿Cómo salir de esos temibles y peligrosos bucles de negatividad?

1. Observa su trayectoria, pero no dejes que se instalen en tu pensamiento. De acuerdo, te pasan por la cabeza, pero salúdalos y deja que pasen; no permitas que se instalen. Y si es así, intenta dejar tu mente en blanco y respirar profundo, poner música, hablar con alguien cercano de lo que te está pasando en ese mismo momento por la cabeza…
Lo importante es no focalizar demasiado tu atención en ellos.
2. Intenta solucionar todo lo que esté en tu mano. Corrige tus errores sin martirizarte, todos nos equivocanos. No seas tan duro contigo mismo.
Además, siempre puedes ver un error como una oportunidad para avanzar. Por lo tanto, busca alternativas.
3. Acepta tu vida y no idealices la de los demás. Por algo dicen que las comparaciones son odiosas. A todos nos ocurren cosas buenas y malas.
Cada uno vive su vida de acuerdo a sus experiencias y valores, aunque vivamos la misma situación para cada uno de nosotros tendrá un significado distinto.
4. No te encierres en ti mismo. Habla con quien bien te conoce. Rodéate de personas que te quieren y busca su cariño. No estás solo aunque lo creas. Recuérdalo siempre. Hay personas que aparecerán en tu vida que ni te imaginabas y que vendrán para ofrecerte todo en lo que habías dejado de creer.
5. No pienses que tu vida siempre es igual. La vida nos cambia a todos en un momento dado, tanto para lo bueno como para lo malo. Hoy estás abajo, se te han acumulado un montón de momentos malos que te han absorbido… pero mañana puedes estar arriba. Acepta la noria de la vida.
6.Empieza a aprender con inteligencia emocional. Hazlo como un propósito que te va a ayudar de verdad. Lee artículos sobre autoayuda o libros. Si tú quieres de verdad, puedes empezar a ver las cosas de otra manera con un poquito de ayuda. Deja que tu mente se abra a nuevas formas de pensar y ver la vida.